Archivo de Covid 19

TRAIGA SUS HUEVOS Y RECOJA SU COCHINA

Posted in Humor costumbrista with tags , , , , , , on julio 24, 2020 by mercybroma

Por: Mercedes Azcano Torres       Caricaturas: José Luis y Lema

 

Preocupado por sus tíos María y Pedro, ambos de avanzada edad, Lalo había decidido mudarse con ellos por un tiempo. El trabajo a distancia y la amplitud de la casa se lo facilitaban. Parecería natural la inquietud del sobrino, sin duda los ancianos precisaban apoyo para no exponerse a los peligros del coronavirus.

Sin embargo, ese no era el único motivo para su ansiedad, y es que los ancianos, en un acto de locura (a juicio de Lalo) pretendían casarse. Después de medio siglo viviendo juntos, María afirmaba que la cuarentena había sido la prueba de fuego para la relación. Ahora sí se sentía segura del amor de Pedro y por tanto, este era el momento de formalizar el matrimonio, para de paso celebrar el arribo a la nueva normalidad.

Y si para Lalo habían sido meses duros, saltando de cola en cola, para asegurarles los abastecimientos, lo del cake pintaba negro con pespuntes grises.

Ismael, el amigo de Lalo, lo acompañó a ver un dulcero conocido.

—Traiga sus huevos —gritó el tipo a través de la reja— y, por supuesto el azúcar y la harina…

Por suerte el que persistieran las medidas de distanciamiento salvaba a Lalo de una gran celebración, pero así todo, se preguntaba cómo conseguiría lo necesario para festejar el matrimonio de sus tíos, de forma modesta, pero digna.

—Lo de los huevos no es tan difícil, reunimos los de la cuota, más los que a ellos les dan por ser mayores de 65 años, y a pasarnos el mes haciendo cola en el Tencent para comprar huevos hervidos —sugirió Ismael, al llegar a la casa.

Lalo, ahogado por la caminata bajo el sol, se quitó el nasobuco y fue directo a lavarse las manos.

—El azúcar también se reúne, pero y ¿la harina?

—Esa la pongo yo, que encargué dos paquetes en una compra online para hacer las croquetas el día de mi cumpleaños, el 28 de abril, y se demoraron tanto en la entrega a domicilio, que cuando llegó la harina, la guardé en el frío para garantizar las croquetas de diciembre.

Mientras esperaba para cumplir la rutina de la higiene, Ismael reparó en un banquito junto al fregadero.

— ¿Y eso, ahora te sientas para fregar?

Lalo, toalla en mano, le respondió:

—Ese es el que llevaba tío Pedro para la cola de los medicamentos en la farmacia, y la verdad es que si no es por la pena que me da cargar con él, lo usaría, porque ahí se marca de madrugada.

Al oír su nombre, Pedro entró en la cocina.

— Tu tía María se está bañando, ¿y por fin pudiste resolver? —sin esperar la respuesta comenzó a preparar la cafetera— para festejar la buena suerte que nos acompaña hoy, haremos una coladita del oro negro, que el café está más perdido que el petróleo…

Intrigados por el motivo de la celebración, Ismael y Lalo se miraron. Entonces Pedro les contó de un amigo de Playa, quien al enterarse de la boda, se puso tan contento, que le había prometió una cochina.

— ¿Dónde vive el socio? —preguntó el sobrino, desconfiado.

Al cantío de un gallo, pero de un gallo con eco, quedaba la casa del amigo de Pedro. Tras caminar como bestias, Lalo y el pobre Ismael llegaron a su destino. Llevaban una soga en la jaba, porque como no sabían el tamaño del animalito…

— ¿Animalito?, pero de qué animalito hablan ustedes —inquirió el hombre y sacó una col — bueno, aquí está el encargo, que lo prometido es deuda.

—  ¿Una col? —preguntaron a coro, los amigos.

— Sí, cuando Pedro me habló de la boda, pensé que como él y María tienen el colesterol tan alto, lo que mejor les vendría es una ensalada de col china.

 

DEL RETO VIRAL AL ROLLO VIRTUAL

Posted in Humor costumbrista with tags , , , on julio 24, 2020 by mercybroma

Por: Mercedes Azcano Torres        Caricatura: José Luis

El grito espeluznante de Martica provocó que a su hermano Lalo se le cayeran los espejuelos al suelo. Los recogió y corrió al cuarto asustado. Al entrar, se echó a reír por lo que sucedía.
—No le veo la gracia a que tu sobrino se haya cortado medio cerquillo, con el peligro de sacarse un ojo —dijo la madre de Douglitas, mientras le arrancaba de las manos una afilada tijera.
La carita del niño era un poema. Al raro pelado se unía su expresión de enfado.
—Muchacho, pero cómo se te ocurrió semejante idea —aparentó regañarlo Lalo, quien por dentro estaba divertidísimo.
—Tío, es un reto viral… como no podemos ir a la barbería para no enfermarnos con el nuevo coronavirus, mis amigos y yo nos retamos a pelarnos nosotros mismos, pero ahora voy a perder por culpa de mami —protestó el niño.
—Qué reto, ni reto, yo no sé qué es eso, pero te advierto, te vuelvo a ver con la tijera en la mano y yo misma te pelo al rape.
Lalo aprovechó la oportunidad para explicar que en las redes circulaban retos, también llamados desafíos o challengues, que con la apariencia de competencias de habilidades para entretenerse, involucraban a niños y adolescentes en juegos peligrosos. A modo de ilustración, enumeró algunos tan virales como dañinos.
Por ejemplo, el Rompe Cráneos, en el que tres muchachos saltan a la vez, pero que los de los lados le hacen una zancadilla al del centro, quien puede terminar hasta con una fractura. Criticó al de Sacude a tu mascota, nocivo para los animales. Algunos fomentan la anorexia, continuó, y hasta los hay que incitan al suicidio como la Ballena Azul. En este, los participantes tras completar 50 tareas en 50 días, debían quitarse la vida.
Horrorizada, Martica abrazó a Douglitas, al tiempo que exclamaba:
—Prohibido acercarte a la computadora de tu tío, hasta que se me pase el susto.
—Tampoco así, mami, porque hay que quedarse en casa para cuidarse de la Covid-19, pero ustedes están ocupados con el trabajo a distancia, mientras que yo después de las teleclases me aburro como un burro —protestó el niño.
—Nosotros todos los días aplaudimos al personal de la salud por su dedicación al cuidado de los pacientes, no podemos darles más trabajo —terció ella.
Lalo le aclaró a la hermana que no todos los retos eran negativos, pues a raíz de la pandemia y de la necesaria cuarentena, floreció la creatividad. Se refirió a la lectura de poemas, a los monólogos de los humoristas, a la interpretación de piezas musicales, o al desafío de recrear obras de arte con objetos comunes. Martica, se acordó de las bellas coreografías ejecutadas por bailarines de diversos países el Día de la Danza.
—Pero es que soy zurdo eso del baile… —se lamentó Douglas.
—Podemos hacer el de las fotos, ese es cómico ya que solo hay que tomarse una foto que reproduzca la escena de un antiguo retrato familiar.
—Me gusta esa —dijo entusiasmada Martica al señalar a una foto que enmarcada, colgaba junto a la cómoda.
—Ni loco, mira ese gorrito ridículo que me pusiste, además de que nos apretujas tanto al tío y a mí, que…no, no, qué va, los niños se burlarían de mí.
Aunque no dijo nada, Lalo respiró aliviado. A él tampoco le hacía gracia la idea convertirse en el hazmerreír de la oficina.
—Te propongo el de #10ToquesChallenge practicado hasta por deportistas famosos, se trata de dar el mayor número de toques a un rollo de papel sanitario como si fuera un balón de fútbol. Fíjate que hasta Messi lo ha cumplido.
— ¡Qué ricooo, ese sí está bárbaro! —se entusiasmó Douglitas.
—Barbarísimooo…—se burló Martica, y agregó—: el desafío no será para ti, sino para tu tío Lalo, que ahora mismo se pondrá el nasobuco y saldrá a patear…el rollo, perdón, la calle…pa’ buscar el rollo.